Niño de la Hostia:
La primera aparición del Divino Niño en el
Santísimo Sacramento sucedió en la noche
del 2 de junio de 1649, durante la oración
de las vísperas y la exposición solemne en honor
a la fiesta del Corpus Domini. Concluida la
ceremonia, el fraile franciscano, Jèrome de Silva
Manrique, estaba reservando la Custodia en el
tabernáculo cuando de pronto se detuvo. En la
Hostia había aparecido un rostro resplandeciente
de un Niño. Estaba rodeado de rizos castaños que
caían sobre sus hombros. Todos los fieles presentes
pudieron ver lo mismo.
La segunda aparición se verificó algunos días después, el 22 de julio, durante los festejos en honor a Santa María Magdalena, Patrona de la ciudad. Según el testimonio de Fray Marco López, superior del convento de Chiclayo, durante la exposición del Santísimo Sacramento
“el Divino Niño Jesús apareció nuevamente en
la Hostia, vestido de una túnica de color
morado. Debajo de ésta tenía una camisa que
llegaba a la mitad del pecho, según la usanza
de los indios”. A través de este signo, el Divino
Niño quería identificarse con los habitantes
mochicas de Eten para demostrarles su amor.
Durante esta aparición, que duró unos 15 minutos,
muchos vieron que en la Hostia aparecían tres
pequeños corazones blancos, unidos entre sí,
simbolizando las tres Personas de la Santísima
Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, presentes
en la Hostia consagrada. Aún hoy, la fiesta
en honor al Milagroso Niño de Eten continúa
convocando cada año miles de fieles.