A lo largo de los siglos
cambian las generaciones
y se repiten los mismos
conflictos con sus mayores:
jóvenes que se rebelan
contra el grupo familiar
y aquello que representa
a cualquier autoridad;
a veces se ven perdidos,
sin encontrar la ocasión
de conseguir ellos mismos
hacer un mundo mejor.

Para encauzar sus potencias
y resaltar sus virtudes,
surge la figura egregia
de un Santo que les ayude:
lejos del carácter hosco
que hay en algunos adultos,
la alegría de Don Bosco
se extendió por todo el mundo;

contra el odio y el rencor
es la receta más sana
que ofrece en la educación
la familia salesiana,
junto con la devoción
que, tanto ayer como ahora,
por el orbe propagó
a María Auxiliadora.

Poeta: José García Velázquez

Para ejercer una influencia benéfica
entre los niños,
es indispensable
participar de sus alegrías

Don Bosco.