
MADRE MÍA:
Desde que amanece el día, BENDÍCEME;
En lo rudo del trabajo, AYÚDAME;
Si vacilo en mis buenas decisiones, FORTALÉCEME;
En las tentaciones y peligros, DEFIÉNDEME;
Si desfallezco, SÁLVAME Y AL CIELO LLÉVAME.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.